martes, 8 de diciembre de 2009

Recordando.Valencia(11/03/2007)


VALENCIA FERIA DE FALLAS
José Calvo se reivindica
11/03/2007

Ganado: toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, el quinto como sobrero, desiguales de presencia y de juego también variado. Primero, segundo y cuarto, los mejores, aplaudidos en el arrastre. Los otros tres, más complicados.

Paco Senda: tres pinchazos (silencio); y pinchazo y bajonazo (ovación).

José Calvo: estocada (una oreja); y pinchazo y estocada (aclamada vuelta tras fuerte petición, con abucheo al palco por denegar el trofeo).

Francisco José Palazón: dos pinchazos (silencio); y dos pinchazos, media perpendicular y nueve descabellos (silencio tras un aviso).

Cuadrillas: César Fernández y Miguel Angel García saludaron tras banderillear al segundo.

Plaza: Valencia. Media entrada en tarde que terminó con viento y frío.

Diez años de matador de toros deben ser más que suficientes para definir el futuro de un torero. Por eso sorprende que con ese tiempo desde que tomó la alternativa, el valenciano José Calvo a estas alturas esté todavía en el pelotón de los meritorios. Porque atendiendo a su buen concepto del toreo, incluso a la excelente disposición demostrada en la mayoría de sus actuaciones que deberían considerarse claves, Calvo debería tener ya el reconocimiento de figura del toreo. Así como suena.

Ayer volvió a pegar un zambombazo importante aun sin el reconocimiento total de las orejas, pues salió de la plaza a pie por la injusticia de un presidente que no sabe y que no tiene sensibilidad, quitándole un trofeo en el quinto toro que debió ser el salvoconducto para la puerta grande.

El caso es que este José Calvo debe tener algo por ahí muy en contra que inexplicablemente no le deja caminar. Porque está claro que, para ser figura, el arte o el valor, indistintamente, en las dosis que aquilata este Calvo son más que suficientes. Por eso sorprende tanto lo que le está ocurriendo.

La corrida de ayer tuvo tres toros importantes, uno de los cuales fue para él, el primero de su lote. Toro colaborador en todos los sentidos, por la nobleza y la clase en sus embestidas. Calvo estuvo con él perfecto en todo, desde el principio y sin pausas. Su toreo de capa, muy lento, fue una delicia. Con la muleta, desde el primer pase por la derecha, todo por abajo, limpio, ajustado y ligado.

La espigada figura de Calvo resalta aun más por su quietud y verticalidad, bajando mucho la mano aunque sin retorcerse, imprimiendo una notable prestancia a su toreo. En ocasiones tuvo que perder pasos entre pases, pero los movimientos y espacios justos, de una milimétrica exactitud. La plaza se volvía loca de contento conforme se sucedían los muletazos. Y entre series, los de pecho, verdaderos carteles de toros. Tardó el toro en doblar tras la estocada, enfriándose los ánimos más en el palco que en el tendido, de forma que solo paseó una oreja.

Y en el quinto, uno de los toros más complicados de la tarde, que se quedó sin picar y que hizo pasar muchas fatigas a los banderilleros, Calvo se la jugó sin miramiento. Toreo de arte, sí, pero esta vez también de valor, de mucho valor. Buscó una faena imposible, metiéndose mucho por los dos pitones, mientras sorteaba gañafones a diestro y siniestro.

LA PRESIDENCIA Tanto insistió, tan firme y convencido de que allí mandaba él, que terminaría pegándole una tanda por el izquierdo, de asombro. Hubo un pinchazo antes de la estocada y el usía se hizo el sordo en la ruidosa petición de oreja. Por cierto, un presidente mal llamado aficionado, ahora que está tan de moda quitar del palco a los comisarios e inspectores de policía. Resulta que este señor preside la denominada Unión Taurina de Abonados de Valencia. Pues como para darse de baja.

A Calvo le robó la salida a hombros y a los aficionados la posibilidad de acelerar el despegue definitivo de un torero que puede contar mucho en la Fiesta.

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