martes, 8 de diciembre de 2009
José Calvo firma el buen toreo
El toreo bueno volvió a llevar la firma de Calvo. Ya no es noticia en esta plaza. Ni casualidad. Ni crean que esa calidad de toreo se suele ver con frecuencia lejos de estos lares. Quite usted. Llega a ser este Calvo de las tierras de Maria Santísima y estaban preparándole un pedestal. Pero ya saben lo que en ocasiones cuesta ser profeta en tu tierra y lo alargada que para esos temas es la sombra del Miguelete.
Ese toreo bueno se lo hizo Calvo al segundo de la tarde al que también hay que reconocerle bondades. Pretencioso era su nombre, toro de pitones recogidos y engatillados, de templaza y clase. Con un poco más de duración hubiese sido toro de gran lujo. Pero la llama de su bravura languideció precipitadamente y le faltó final. Quede claro el detalle antes de ponerle peros al final del trasteo. Se acabó el toro antes de que Calvo pudiese ponerle el broche que merecía la faena que siempre tuvo perfiles de máxima pureza. El pecho por delante, descargado sobre los talones, buen acompañamiento con la cintura y pausa, mucha pausa. Tal cual pregonó siempre que debería hacerse el toreo grande el bueno de Pepe Catalán al que ayer las cuadrillas y la afición le dedicaron un minuto de silencio.
Con garbo y torería.
La faena de Calvo al segundo quedó dicho en las primeras líneas que tuvo el aroma del mejor toreo. Lo esbozó en los lances iniciales, lo volvió a anunciar en un remate para dejar al de Valdefresno en el caballo, muy fundido con el toro, enroscándoselo en escultórica reunión y saliendo de la cara con garbo y torería. Luego confirmó todo ello en una faena de muleta presidida por la templanza y la reunión. Tiene señorío su toreo y buen porte y la paciencia que se desprende del valor para esperar a los toros. A ese buen toro hubo que esperarle, ese fue uno de los secretos del éxito y darle su tiempo y acompañarle y mimarlo para que los dos, toro y torero, luciesen sus mejores cualidades. Un tirón, una violencia y ni Calvo ni el toro hubiesen sido lo que fueron.
Su segundo toro fue mirón de primeras, se metió por dentro, tal vez por efectos la luz, tal vez, tardeó en el tercio final, le costó humillar y sobre todo le faltó un tranco más en las embestidas. Demasiadas dificultades para quien torea tan poco. No se entregó el valenciano y en el tramo final de la faena, atacándole mucho le robó muletazos de mérito. Falló a espadas y se quedó con la miel en los labios.
13.03.09
JOSÉ LUIS BENLLOCH
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